ÉL
Un ser, una personita, existen muchos en el mundo, alguien que no tiene nada de particular a simple vista, Así me recordaba mi madre, si es verdad, hay otros seres pero no hay para mí otro igual. Tuve el honor, de conocer a ese ser tan maravilloso, de compartir tiempo (que no volverá) con él. Tuve la santa fortuna, de que él me vea Me vea como yo quería que me vea, con esa mirada, su mirada dedicada solo para mí, donde sus pupilas brillan como ese brillo único que tiene cada estrella en una dulce noche de invierno y esa sonrisa, dientes tal vez no del todo alineados, ese gesto que sabe cuando sacar, ya que es capaz de contagiarlo rápidamente, esa silueta que formaban sus labios que ilumina en mí, y no se quita en horas; cada vez que le decía un “te quiero” o un abrazo inesperado surgía cuando más lo necesitaba. Un ser, que siendo malo, tal vez solo aprendió a demostrar menos, aunque me daba toda su ternura, indirectamente ablande s